Conversábamos mientras nos encaminábamos hacía un negocio próximo. Con Carla solemos platicar de todo pero siempre iniciamos con la misma pregunta... ¿Que tal va tu jodido mundo?
- Creo que gran
parte de nosotros es culpable de lo malo del mundo.
- Si serás
idiota. - Dijo con tanta honestidad. -No puedes culparnos por lo que sucede al
otro lado del continente.
- Es una manera
de decir, boba. -me fastidió. -Digo que culpar a otros por lo negativo del
mundo es algo inmaduro.
- Lo dice el que
se odia a si mismo. -Se mofaba Carla mientras nos acercábamos al local. ¿Algún
"rico"?
- Ambrosoli´s, a
ver si se endulza la jodida vida.
Carla se echo a
reír mientras meneaba la cabeza. Entro al local y demoro como tres minutos.
Compró los materiales que necesitaba y volvimos por Antifil.
- ¿Y mis “ricos”?
–Exigí.
- Pídeselos al
puto amargado mundo que te acompaña. –Dijo en seco.
Me detuve a pleno
andar y vire en esa misma cuadra.
- ¿Te vas a
llorar por ahí? –Exclamo burlona.
- Iré a endulzar
mi vida a otro lado, bastarda sin papá. –Le grite sin clemencia. Pude notar su
silencio absoluto. Por un momento creí que se abalanzaría a matarme o que se
echaría a llorar sentimentalmente, pero apenas volteé hacia ella ésta me grito
a viva voz;
- Vete a la
mierda! A ver si tu “Mamita” te sonríe y te endulza la cara rechazado!
- ¡Eso último era
innecesario sociópata! Ve a hacer tu trabajo para que tu difunto padre se
sienta orgulloso, si es que siente algo a estas alturas, bastardita!
La deje con la
boca abierta por mas de 8 segundos, luego reacciono y endemonió su rostro,
camino hacía mi lentamente, como la hiena mas calmada de la pinche manada. Yo
seguí caminando como si nada, pero no negaré que me corría un escalofríos de
los mil demonios por el pescuezo mientras cautelosamente se colocaba a mi
derecha y caminaba como si nada.
- ¿Qué tu casa no
queda para el otro lado?
- Tu casa queda
también para atrás, ¿Dónde vas?
- Iré a endulzar
mi vida a cogollos. –Le dije por primera vez confesándole que fumaba.
- Mitch… Tu
mamita estaría orgullosa. –Dijo sanamente.
- No creo que
sienta orgullo, gusanos quizá, pero no orgullo.
Carla levanto una
ceja como impresionada de que yo dijera cosas tan frías. Entre nosotros es algo
normal, nos hacemos fuertes con cada palabra. Si, es cierto, nos ofende en el
fondo y hasta puede que hiera mas adentro, pero… nos tenemos el uno al otro. No
somos muy dependientes del mundo exterior para confesar nuestras heridas mas
arraigadas, pero entre nos…
Sabemos
perfectamente lo que mas nos duele y lo que exactamente necesitamos para
superarlo.
- Mi mamá fumaba
eso. Lo he olido un par de veces, me agrada el olor pero me repugna la
sensación. – Dijo ella.
- Eso es porque
no has fumado en un ambiente apropiado. Te invito… yo lo prendo.
Lo pensó un
segundo como dudando.
- El cigarrillo
llevo a tu papá al hoyo, no el cogollo, deja de fastidiar ¿Quieres? No quiero
un “Trotar de vivir parte 3”.
- ¿Y eso a qué
viene?
- Aps… no. No,
nada. Quizá si fumamos me ponga sincero y te diga qué significa.
- Hmm… paso, será
para la próxima. Voy a hacer mi trabajo, haré que papá se sienta orgulloso
aunque no sienta nada.
- ¿Me estas
chantajeando?
- Tú deberías
hacer lo mismo.
- Yo voy a fumar,
fingiré que el mundo no es un maldito caos y seré feliz.
- Bueno, procura
no pensar en tu Querida. No tengo tiempo para llorones. Cuídate mal nacido! –Se
despidió amablemente.
Yo me quede un
segundo pensando en eso ultimo… Realmente siempre me jode mas de la cuenta, no
pude ir a fumar. El que Carla haya mencionado eso ultimo me fastidio toda mi panorama y si fumaba y un pensamiento, por mero o diminuto que fuese, llegase a mi mente me iría a la
pinche deprimencia.
Volví a casa sin fumar. Supongo que eso no hizo sentir orgullosa a Mamita en el otro mundo… pero si me
hizo sentir orgulloso a mi cuando llegue a casa y mi mamá estaba ahí, había
llegado temprano y no me vio con ojos rojos. Supongo que por mínimo que sea,
todo vale para no culparme de lo mal que el mundo gira.
Al menos no este
día. Pero tampoco es que lo sienta así, después de todo, Carla compro muchas pastillas y se las fue comiendo sola.
Supongo que el infierno no sabe a frulleles.