domingo, 28 de noviembre de 2021

Otra Corta Historia • Parte I • Cercano al Invierno.

El soñador y su alma;


Se decía entre lejanos bosques del Sur, que un hombre soñador caminaba descalzo por la cordillera. De entre el paisaje de blancos árboles cubiertos por la nieve solía verse distantemente que caminaba en diferentes direcciones.

Las personas le llamaban El Caminante Blanco, El Loco Andante, El sin Zapatos, entre tantos seudónimos que le hacían denote a su persona.

Yo lo conocía como El Caminante Blanco, porque su silueta salía de entre los frondosos bosques blancos cubiertos de nieve y siempre que pasaba cerca de algún pueblo... Nevaba.


Aveces solía subir altos montes y pasar allí la noche, se cuenta que en el pico mas alto de los montes de derredor recurría posarse a mirar al cielo; las estrellas tal vez, La luna.-decían algunos... Pero me consta que queria acercarse lo mas posible a Dios. Conversaba con El para hallar respuestas que en sus largos y frios viajes caminando no podia encontrar.


- No siento frio. Pero ello no quiere decir que no quisiera un par de zapatos cómodos. Sabes a lo que me refiero.-explicaba el hombre a su Creador mientras la estrellada noche lo cubria todo, hasta el distante horizonte.


No estoy seguro de si alguna vez obtuvo respuesta, solo se que su andar era constante, que los niños le lanzaban bolas de nieve cuando le veían a cerca de algún lugar muy habitado y que mas de alguna vez, ese hombre debio saber mejor que todos nosotros cuán hiriente es la soledad. O tal vez no.


Una vez, en fecha de un verano sureño, que mas que verano, se siente una ligera ventisca de otoño, el sol salia con poca fuerza, pero sus rayos rozaban la piel del pobre hombre, quien yacía sentado entre malesa y verde inerte. Con el sonido de las aves que no sentían maldad en su ser y le acompañaban cercanamente con sus cántitos cada vez que se posaba, éste acudia al soñar y en sueños intentaba encontrar su alma. Sin embargo, de pronto silenciaron todas las aves. El hombre despertó súbitamente.

Una chica apareció. Sus ojos intensamente rojos dejaron al hombre quieto, asombrado. Pero la chica dio un paso en dirección a él y éste huyó.

La chica vestida de un celeste apacible intentó seguirle, pero el Caminante desapareció entre los árboles rápidamente.


¿Qué siente un hombre que no siente ni el frío?

¿Qué es la luz, para un ser que su alma no haya ni en oraciones, ni en sueños?


Su frío mundo estaba por cambiar y el invierno venidero, sería bendecido por el firmamento sempiterno, el cual que si todo hombre buscare fervientemente... Hallará.


                                                                                                                                                           

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