Yo debía volver y tú ya estabas muy cansada,
ame que te quedaras tanto rato conmigo siendo que solo querías llegar a dormir.
Deje que te fueras, no sin antes besarte con locura. Y al marcharte, al oír tus
pasos bajar los peldaños de la escalera, liberé un silencioso y ligero susurro,
uno que no pude contener pero que logre disminuir en tono para que no te vieras
atada y privada de tu soñar.
Luego volví al trabajo, sin poder sacarle ni
un segundo de mis pensamientos... De mis sentimientos.
Han pasado dos semanas de aquel evento en el
que, sin percatarnos, dimos un giro enorme en nuestras vidas.
Nunca imagine que mi primera impresión para
con ella seria indiferencia y que mi impresión ahora fuese tan diferente. Del desinterés
se volvió la mujer más importante de mi vida hoy en día.
Siempre he visto a las mujeres como
serpientes, así de sencillo. Te muerden, te envenenan y quedas como idiota
baboso contando las horas para verle. Pero fue exactamente lo que no ocurrió,
pues fui yo quien se acercó
cambiando toda mi extremista perspectiva acerca del
asunto.
El Viaje.
Mire por la ventana contemplando el paisaje
como siempre solía hacerlo en los largos viajes por el trabajo, pero algo me desconcertó.
Mire a mi lado y había una chica. Quede pensativo y con un signo de interrogación
dibujado en mi rostro.
Me pregunto mi compañera de asiento; ¿Qué te
pasa?
No respondí enseguida, por lo cual insistió en
su consulta.
- Ya po, ¿Qué pasa?
- Nada. -respondí evitando demostrar que no tenía
ni la más remota idea de cuando fue que empecé a viajar con compañía femenina
en mis viajes.
Siempre he viajado solo, un asiento para mí y
el otro para llevar mi bolso y otras cosas. Pero ese viaje me di cuenta que mi
bolso estaba apoyado en el suelo, junto a mis pies y que en el otro asiento iba
esta chica, chispita.
Hemos compartido muchísimo, más de lo que creí
que llegaría a compartir con alguien.
,--,
Te abrace, me apretaste con tus brazos y yo
con los míos. No quería dejar que te fueras, hacerlo iba en contra de todo lo
que sentía en esos momentos.
Me encontraba feliz, como hacía muchísimo
tiempo que no me sentía, y es más, dudo haberme sentido tan querido desde que
era un mocoso de la básica.
Ahí estaba, con esa chispa esperanzadora que
hizo latir sorpresiva y fuertemente esta piedra fría dentro de mí. Y mi rostro
sonriendo no fingía felicidad, sino que sentía tanta alegría de estar ahí,
junto a ella que no sentía duda ni temor de besarle con todo sentimiento, y
mientras su cuerpo se apegaba más al mío y nuestros deberes nos repelían para
que ella pudieras ir a casa a descansar y yo volver al trabajo, le decía que se
fueras... Pero mi corazón gritaba: ¡Quédate! ¡Te juro que estoy a segundos de
que este abrazo dure para toda la vida! ¡Quiero pasar mi vida contigo! ¡Amarte
como te mereces! ¡Estoy a centímetros de encontrar a mi chica definitiva! Por
favor... ¡Quédate! -exclamaba en pensamientos reprimidos mientras intentaba
soltarte y dejarte ir.
Una vez leí una pequeña frase; "si algún día
te surgen 'dudas' por favor escoge a la otra persona."
Es obvio, si quieres a alguien de verdad no
dudaras de tus sentimientos... Pero.. No es de ti, amor mío, de dudo... Sino de
mí mismo.
¿Que soy? ¿Que tengo? ¿Qué puedo ofrecerte si
nada soy ni nada tengo?
Tu respuesta destruyo esas tonterías pensantes
en mi cabeza y tu respuesta llego directamente hasta mi pecho.
Y es que no buscas nada material, buscamos lo
mismo, dejar de una vez por todas esa maldita vida donde no valemos nada para
quien pensábamos que éramos importantes.
¡Ya basta de esa farsa!
Basta de amar sin ser amado, basta de dormir
solos y abrazar la almohada como si nuestro compromiso fuese con el relleno de
plumas que acomoda nuestra cabeza al dormir.
No veré la vida pasar, no contigo en esa vida.
Sueño con tu silueta junto a la mía, ya no
sueño con fantasías que sé que son solo mentiras en mi cabeza, a ti te veo, te
siento y eres tan real que me siento en un sueño a ojos bien abiertos.
Tu forma de ser en determinado momento, me
salvó de un oscuro camino, me salvo de ser ese alfil con el que se han mofado
de tantas perdidas. Has sido mi salvavidas amor.
Entre recuerdos, silencio, fríos y una voz
inexistente una mano entro a mi mundo abriendo una puerta, tomaste mi mano y me
sentí tan preciado para otra persona que sentí tal confianza y deseo de
acercarme... Que te termine por despertar. Y terminamos en un mismo sueño, en un
mismo viaje, en un mismo bus, en un mismo asiento...
No sabía que odiaba tanto el amor, y que la razón
era porque no lo sentía, ahora sé que no siento nada hacia el odio. Y que si
siento amor, pues este amor tiene nombre y apellido, uno que no volveré a
olvidar jamás!
No hay comentarios:
Publicar un comentario