miércoles, 9 de septiembre de 2015

• • • Salmo I de un Soñador • • •


Diré a los vientos del sur; Deténganse,
y lleven sus lluvias a las tierras del norte árido.
Saciad la sed de quienes caminan por el desierto.

Y ningún viento me oiría.


No soy yo, Señor Quien posee dones tan maravillosos.
Tan potentes.
En mis innumerables días de tormento me has dado fuerzas,
el consuelo y el levantamiento.
He fallado tantas veces al mundo que hay una estrella por cada fallo.
Muchos fracasos para mi mismo...
Y cuanto más, oh Señor
Lleno de Misericordia has tolerado en mi profano ser.
Gracias... Porque en tus muchas misericordias he camino.
Tal vez sean mis días como el fuego de la brasa
a punto de consumirse, aun así...
He dad de Gracias a ti, oh Señor Padre;

Que me enseñaste desde pequeño tus misteriosos caminos;
Aquellas sendas de oscuridad y tiniebla,
de las cuales hacia parte.
Hasta que oí tu llamado y te recibí.

Gozo y Fiesta hubo esa noche en el Cielo.
Un nuevo nombre había sido escrito en el libro de la vida.
Esa noche nada sentí, nada cambio,
nada diferente hubo en días... Semanas...
Pero me veías, todos mis caminos,
todos por los que malamente anduve me sacaste. Me amparaste.
Tu cariño no lo sentía.
No lo veía con sentidos tales como los de hoy.
Que tú das.  Gracias Jehová.
Te Insulte. Negué. Reproche tu Santo Nombre.
Te quise fuera de mi vida. No me oías, no contestabas... 
No sabía que estabas ahí, que oías,
que no podías si yo no te lo permitía,
con la fe que demanda este camino para que se haga conforme a tu voluntad.
No conocía al Espíritu Santo.
Aun no tenía amor de Dios.

Gracias, oh Precioso Padre.
Que corriges mis sendas y las preparas,
que tienes misericordia de este Siervo inútil.
Que lo sustentas... Lo alimentas del buen mana.
Y me das lo mejor.
Mi familia.
Los demás.
Gracias Señor.

Por cada detalle que viene a mi vida
me renueva mas la fe,
la cual es pequeña... Pero en tus manos está.

Conoces mis defectos Señor
Conoces mis ataduras...
Cuán desilusionado he estado de mí,
que mi alma entra en aflicción, lloro y quebranto.
El cual no se pierde en el tiempo, pues Tú Padre,
conoces el corazón y la intención de los hombres.

Gracias por la vida, la cual no he sabido llevar bien y en rectitud,
pero tus caminos me llevan a ti.
Voy, Padre... Voy.

Mientras TÚ vengas... Yo voy.










No hay comentarios:

Publicar un comentario