Desperté
un día por la mañana con un sabor desabrido en mi boca, labios secos, dientes
secos, rostro seco... Mis ojos al abrirse no se adaptaron por mas de un minuto
y medio a la luz que traspasaba levemente por la cortina de la ventana.
Simplemente
desperté, no me pregunte en donde me encontraba, era mi casa, mi cama... Como
lamento no haber hecho un recordatorio de aquel día que desperté sin saber nada
de lo anteriormente vivido, solo escenas que se podrían decir "fueron
implantadas" como recuerdos en mi mente. No se son realmente recuerdos
míos... Algunos coinciden, otras veces me quedan mirando con rostro extrañado e
indiferente. Me da susto aveces volver a preguntarle a mis padres sobre algún momento
de mi infancia... Exactamente desde los 6 años hacia atrás.
Esta
mas que claro que a esa edad es difícil recordar algo nítidamente, pero es la
edad en donde empiezas a recordar... Lo único que recuerdo aveces cuando viene
ese momento en que desperté esa mañana... Es un ambiente oscuro con una sombra
aun mas oscuro enfrente de mi... E inevitablemente me caen lagrimas, no por
llorón, no gimo ni siento dolor, solo es como una acción automática de un
recuerdo que esta completamente bloqueado. Intento recordarlo y mi mente no
procesa ninguna figura, imagen o silueta que no sea algo oscuro... Y algo mas
oscuro en el fondo. Y caen lagrimas.
Tuve una infancia retrograda, me enviaron a un jardín común
donde no tuve amigos, o quizá si, jamas lo supe, estaba tan encerrado en mi
mismo que nunca me percate de los demás, tanto así que en 3 básico me
aconsejaron [obligaron] un curso de reforzamiento especial donde sentía que
todos me miraban como a un bicho raro.
Nunca supe porque me enviaban ahí, mi padre me iba a dejar
por las mañanas en su bicicleta y a cierta hora iba a retirarme.
Jamas he mencionado esto, pero aquellas veces que papa me
iba a dejar en bici algo ocurría. Mientras iba en la parte trasera de la
bicicleta, sobre la rejilla y una almohada pequeña, me quedaba mirando el cielo
preguntando porque era tan tonto. Eso me decían los demás chicos, que por eso
estaba ahí.
Siendo tan pequeño me hacia cuestionamientos sobre quien
rayos era y por que hacia sentir avergonzados a mis padres.
No quería ir... No quería seguir yendo a ese lugar. Los ojos
mirándome, el ambiente ajeno, la burla. No lo toleraba... Soltaba mis manos y
dejaba que el impulso me llevara. Caía de la bicicleta y ahí me quedaba, tirado
en el suelo por un par de segundos, creía estúpidamente que así podría
despertar. Luego me daba cuenta que el dolor en mi espalda y en mi nuca era lo
único que conseguía... Y soltando una sonrisa de ironía me levantaba del suelo
e iba hacia donde papa me esperaba con la bici. Lo veía reirse, pues no era la
primera vez que ocurría... Ni seria la ultima.
Odia ser yo. Jamas lo mencione. Jamas me oían. Sentía odio
por todo lo que era... Por eso apenas tome conciencia, o inconsciencia... Como
quieran llamarlo, recurrí al exterminio de mi propia vida... No faltaron cojones
a pesar de que no era un valiente, pero me dejaban vivir una y otra vez durante
2 largos años hasta los 15. Luego de eso jamas lo volví a intentar, un
pensamiento llego a mi.
"Tarde o temprano la muerte viene... Cuando lo haga...
No le haré perder su tiempo, así tampoco me hará perder mas el mio".
Las palizas me hicieron un fingidor, un sujeto sumiso y
amigable por fuera... Pero frío y endemoniado por dentro. Jamas deje salir el
odio que sentía por mama o por mi hermana Paola. Durante casi toda mi infancia
y adolescencia reprimí cada segundo de odio hacia ellas. Luego casi odio a
papa, pero la casa volvía a ser mi hermana, así que opte por odiarla mas a ella.
Honestamente lo merecía.
Paso el tiempo, aveces pensaba en lo que quería mas allá de
ese deseo de desaparecer, y halle algo que me alivió... Quería vivir. No esa
vida... Pero vivir.
Una noche tuve una amarga experiencia que me hizo ver la
realidad alterna a la utopía que vive la gente... En.aquel tiempo estaba
comenzando a orar por mi alma, pues hace un par de años atrás me había
convertido en un seguidor de chaman... Un aprendiz brujo.
Aquella sombra en el maizal... Me había seguido, y es que
los demonios no tienen limite de distancia en este plano. Había terminado la
oración y me fui a dormir, hasta que por la noche algo me despertó. Si, esos
inquietantes pasos que suenan en la cocina, que de a poco se acercan a tu
puerta. Los oía y no les ponía atención... Pensaba en cualquier cosa agradable
en los intervalos de cada paso rechinando sobre la madera. Hasta que se detuvo,
alcé la vista a la puerta y pof! No había nada.
Apoye mi cabeza en la almohada mirando en dirección a la
puerta, no se veía nada mas que oscuridad, no oscuridad completa pero se
divisaba muy poco. Comencé a pensar en lo primero que llegase a mi mente para
perderme en ese pensamiento y quedarme dormido... Pero fue una muy mala idea. Una pésima mala idea.
Una sensación inquietante me hizo volver a aquel día en que
desperté por la mañana siendo muy pequeño, con una sensación desagradable en la
boca, como si no me hubiese cepillado los dientes en semanas, los labios tan
secos como si no hubiese bebido agua jamas... Y recordé ese ambiente oscuro....
Y en medio de ese oscuro envolvente, una silueta mas oscura.
Ocurrió que no estaba recordando... Lo estaba
experimentando... Esa sombra estaba ahí, yo en mi cama, con la almohada bajo mi
cabeza y mirando en dirección a la puerta.... No podía moverme y esa sombra
estaba ahí. Hice lo único que mi cuerpo podía hacer... Botar lagrimas sin
gemido o dolor alguno. Salían sin poder controlarlas.
Tenia 15 y ese fue el día en que vi todo blanco y negro. Fue
el día en que desperté del sueño absurdo de la utopía de preguntar sobre mi
vida, lo bueno y lo malo, lo que odiaba tan comúnmente y lo que amaba a duras
penas. Ese día me percate de que nada de eso importaba. Comencé a preocuparme
por lo que realmente importaba... Mi alma. En cualquier momento una sombra
vendría y me llevaría, era lo justo después de haber cortejado a la brujería
por tan poco tiempo y volverme en su contra.
Se que hay una sombra... Una a la cual debo admitir le temo.
Trato de no preguntarme ¿Que era mi vida antes de ser tan amarga? ¿Como era
todo antes de esa sombra... Antes de despertar aquella mañana?... ¿Quién
era?... ¿Qué fue lo que bloquearon en mi mente que cada vez que hago un
recordatorio mirando hacia atrás, al llegar a aquella mañana solo recuerdo un
oscuro absoluto y caen lagrimas sin sentir dolor? ¿Como es eso posible?...
Tal vez cometo un error al preguntarme esos cuestionamientos
pues ahora me encuentro al otro lado de la balanza. Pero es que... Aveces
ocurre. Es algo impredecible. Me hace recordar el odio, la vergüenza, la burla,
esos solitarios días de amargo y constante silencio. Esos días de secretos que
no se si existen, solo se que hay algo no puedo recordar, y en vez de eso,
viene a mi mente una silueta oscura... Que oscurece y torna borroso cada
momento antes de ese.
No puedo.
No entiendo.
No quiero.
Tal vez sea mejor que no lo sepa, pues... puede que si lo
haga, termine por despertar de un sueño aun peor que el anterior.
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