Mi Engaño.
Capítulo Siete.
Episodio Uno. “El Aquel Nosotros y Ahora”
- Pleitesías Favorables.-
Entraron a la habitación y lo primero
que observaron fue la gran ventana frente a ellos al cruzar la gran habitación,
daba hacia la salida de la ciudad, un inmenso valle poco poblado.
Yiffeth acomodo sus maletas sobre los
pies de la cama y esparcía sus cosas por todo el colchón mientras en su mente
Noir pensaba ; - ¿Que hay de mi espacio, eh?
Dejo que terminara de organizar sus
prendas y puso sus cosas al costado del closet, asumió que su hermosa
acompañante también se apoderaría de el dentro de poco, así que el resto de sus
cosas las organizo a un costado del pasillo que daba al baño.
Al regresar, Yiffeth traia todo un
repertorio de utensilios de aseo personal.
- Casi muero.-Dijo ella. Necesito un
laaargo baño de relajación.
Cruzaron el paso en tanto ella se
aproximaba al baño, entonces, viendo la cama ya algo desocupada Noir se echo
sobre ella.
- La cama tiene dueña ¿Sabes? - Dijo en
seco con tono algo delicado.
- ¿Hm? ¿Me dejaras en la acera y bajo la
lluvia como cuando éramos enanos? - Dijo acribillando de golpe el punto sensible de Yiffeth, no era justo lo que estaba a punto de hacer.
- ¡Ekh! -Se trago la lengua.
Ella lo miro fijamente un segundo, como
meditando si usar ese comentario como pretexto para una riña postrera o
sencillamente recibirlo tal y como era. Dio un leve suspiro y dijo; - El sofá
es todo tuyo, eso incluye la tele y el escritorio. - Negociaba.
- La tele no se prendera, solo será música
y una que otra peli antes de dormir. El escritorio lo agradezco, pero... el
sofá. ¿Intentas ser cortes?
- Lo mas que puedo, galán, lo mas que
puedo. - Dijo revelando su berrinche de mujer dominante aunque levemente
consciente de que a ella también le dolía un poco apartarle de sí.
Tregua e igualdad poco equitativa. Eso
le dejo nuevamente disconforme porque no era tan así, pero se empeñaba en que
las cosas difíciles se fuesen opacando si al menos fruncía algo de desinterés
por las discordias matutinas, es decir, toda su vida había esperado esos
momentos en que pudiese compartir con ella mas de un día entero y solo para
ellos. Así que después de todo, no le iba tan mal.
Noir miro el sofá haciendo una mueca de
"Si, se ve bastante cómodo"
Luego la miro a ella y asintió con el
rostro. Ella sonrió y eso le encanto.
Al ver que la Chica se retiraba a la
ducha interrumpió su andar levantándose de la cama y diciendo;
- ¡Hey! ¿Te puedo acompañar?
Yiffeth sonrió levemente volteando su
rostro hacia Noir y le dijo; ¿Tú qué crees?
Este a su vez, conociéndole, trato de
retirar su respuesta, más su intuición le dio una opción menos negativista que
un "no" como respuesta.
- Con suerte... ¿Para la próxima? - dijo
levantando una ceja sin coqueteo.
- pues... ¡Suerte! - dijo Yiffeth
retirándose a la ducha.
Noir soltó una risa silenciosa y se
estiro en la cama pensando... "Suerte, ¿eh?"
Se levanto y espero unos minutos, al oír
el agua de la tina, este se acerco para intentar abrir la puerta, mas no lo
hizo, solo dio la espalda a la puerta y se puso a hablar solo.
- No es que no sea correcto, podría ser
un pervertido alocado... Pero... Jamás de ti.
Noir se retiro asegurando la puerta de
entrada y salió por un rato.
Yiffeth, quien había dado el agua de la
ducha, se quedo tras la puerta y oyó las palabras de Noir. Al principio pensaba
darte un par de bofetadas y hacerlo sufrir con la ley del hielo hasta la cena,
pero en vez de eso se desvistió en silencio y entrando en la tina, guardo esas
palabras para si misma.
Noir salió al mercado a comprar
cigarrillos y un par de frutas para un postre casero de los que había aprendido
de su madre, pero el mercado era tan vasto que al llegar a una parte muy
adentrada, olvido como volver, siendo su segundo día de visita.
Ep.2.- ¿Donde me fui?
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