Una Rosa en medio de un millar de piedras huecas...
Rocas que elogian tu ser de Piel rosa y ojos espinos.
Pero que en su interior no hay dureza compacta...
Solo nubarrones de palabras irrevocables...
Tercas y secas... sin futuro.
- ¿Cómo viniste a parar aquí? -pregunté frunciendo el ceño con algo de indiferencia.
- Pues... Me gusta ignorar todo tipo de rocas. Prefiero las piedras mejor, útiles como para cuando se usan para lanzar... a alguien... que se crea muy roca. - Amenazo en manera bromista.
- No soy ningún tipo de roca. No vengo aquí ha deleitarte el ego.--
- Pues No suenas diferente a los demás "supuestas rocas". - Interrumpió firme.
Guarde silencio un momento y me levante del asiento, extendiendo el saludo en forma de despido a Orlando, desde el extremo de la barra, tome el vaso y eche el trago en mi garganta. Justo como quema las sensaciones irremisibles.
Y volviendo el vaso a la mesa mire a la muchacha...
- Deberías apreciar mas los jardines, estos lugares tienen lo que los cerdos y humanos buscan. -me continue alejando un poco lento y al notar que su rostro cambio debido a aquellas palabras, agrege;
- Ve a un aburrido museo o un parque lejos de lo que el mundo ya tiene de sobra, bares y tragos... Esto es para desdichados que buscan su porción del mundo para anestesiar entre risas lo que quieren olvidar. Es fácil para las flores darse encontrar el frescor del campo. Vete de donde venías, Carla. No obligues a que tu cuerpo madure en un siglo tan despreciable, Cuidate y pide a Orlando un taxi cuando te vayas, ¡Di que es de mi parte! Te cobrará la mitad de lo que sea que salga el recorrido a tu hogar.
Extendí el saludo acercándome a la puerta de salida entre la multitud en tanto oí su voz de regreso.
- ¿Y quién se supone que eres?
- jajajaja de parte de Fydo!!
Al salir entonces saque los audífonos y me dispuse a oír música de camino a casa, sin embargo antes de darle play al repertorio por la espalda se acerco alguien diciendo lo siguiente...
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