- No, hijo... -Interrumpió papá con voz
susurrante y casi imperceptible. - eres demasiado joven para ese pensamiento. A
un viejo como yo puede ser que sí. Pero no mi espíritu, sino esta carne, este
cuerpo gastado, oxidado. Tu vida esta recién empezando. -Agregó.
- ¿Para qué es la vida? Ambos sabemos que es
solo para tomar una sola decisión. Yo ya tome la mía, no necesito más años.
-expuse mientras me abrigaba con las sábanas en tanto la claridad del alba
penetraba por el espacio de la cortina y el marco de la ventana.
- Si, si. Lo sé, pero es necesaria esa vida,
no conseguirás lo que buscas si piensas así. -exclamaba en tono bajo.
- Papá, no quiero estudiar nada, no quiero una
vida tonta para trabajar por una casa y un techo, enamorarme como todos lo hacen
criando a un hijo en este mundo basura, a duras penas tu lo hiciste. No se cuan
cansado estas, pero tenemos los mismos ojos.
- Falta poco. -guardo silencio un largo lapso
y suspiro. Luego retomo.- mi mamá (Mi abuelita Elsa) antes de irse me dijo que no había ganado
mucho en esta vida, y lo poco que gano, con el tiempo lo perdió y nada le quedo
al final, perdió todo y sintió como su vida entera, como tantos años largos de
su vida eran solo suspiros y recuerdos no muy reconfortantes. Lo único que le
daba esperanza, con lo único que se fue, fue la recompensa en el Señor Jesucristo,
porque sabía que todo lo perdido en esta vida se le seria dado en el cielo. -
relataba papá mientras movía frotando sus manos en la taza de café.
- No es necesario entonces explicarte porque
esta vida es tan innecesaria para mí.
- Se te ve en el rostro, siempre lo veo, sin interés
en nada, sin motivos de vivir. Me da tristeza verte así, quisiera que tuvieras
algo a lo que aferrarte y tengas ganas de vivir, salir y lograr...
- ¿Lograr un puesto en el trabajo? ¿Encontrar
una mujer? ¿Tener un auto? -interrumpí como si hubiéramos discutido siempre
sobre el mismo tema, así era.
- Supongo que no. Pero la vida exige eso, y es
más... Ni siquiera lo exige la vida, uno mismo se lo exige con los años. Pero
tienes razón, son cosas las cuales al final uno no sabe si escoger o evitar,
total, lo que importa es la última decisión. - Consintió de manera inerte, algo
agobiado mientras terminaba su café y suspiraba lentamente. - sin embargo, vivirás,
lo quiera o no hijo mío. -Soltaba la risa ironizando todo mi desenlace.
- Hmp…. Tienes más vida que yo, sin embargo es
de familia irnos con grandes logros a media, no quiero eso. -imprecaba de forma
arrogante en tanto me sentaba en la cama ya sin deseos de dormir. - quisiera también
un motivo en esta vida, pero estoy tan mentalizado en la otra que ya no se qué
hacer con esta.
Quedo pensando unos instantes como con una
interrogante a la cual imprecar en respuestas, mas solo se conservo sereno, se
puso en pie y dijo con rostro impecable; - Reclama todo lo que quieras, pero te
enamoraras, lograras cosas y vivirás una vida. Pero si, reconfórtate con esto:
Ya no hay tiempo para una vida entera, la decisión ya la tomaste, el poco
tiempo que le queda al mundo entero, haz lo que más te plazca, pero no olvides
que el camino no se desvía demasiado si quieres ir a un final justo al frente.
- Creo entenderte, pero no soy caprichoso,
solo quisiera no tener que trabajar, no tener una casa y no tener una esposa,
sino una mujer. Para así ver el mundo desmoronado sin temor a perder cosas ni
sentirme tan solo cuando ello ocurra. - Dije riéndome.
- Cuidado con lo que no pides, que Satanás también
sabe ofrecer para luego quitar. -advirtió retirándose de cuarto.
- Satanás lo tiene casi todo hoy en día, pero no le siento envidia, después
de todo lo perderá. Solo le quedara un lago de fuego en el que quemarse con
todo lo que nos ha arrebatado. Mientras gozamos de lo eterno e infinito.
Decisión tomada.
- Vive mientras tanto entonces, deja de
quejarte y duérmete. -replico al cerrar la puerta.
- ¿No que el ermitaño eras tú?
Abuela Elsa encontró su cielo, pero tardo como todos nosotros... una vida entera en hallarlo.
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