Cuanto más sacrificas en la vida, mas valiosa se torna la
meta.
Sin embargo, hay quienes han “aprendido” de sus ancestros y
padres que el valor de las cosas importantes es pura metáfora. Que lo
convencional o intelectual (Bien material al fin y al cabo) es lo que define al
ser humano. Lo que tiene y lo que hace por obtenerlo. Como dice la Biblia…
“Mejor es vivir en un rincón del terrado,
que con mujer(/hombre) rencillosa en casa espaciosa.”
Apercibir un hogar es la mejor medicina en tiempos de... Reemplazo.
Un padre sigue siendo padre aún después de ver morir a su
hija.
Es lo que aprendí esta semana, y eso no lo enseña la
universidad a la cual quiero ir.
Recuerdo el nombre de esa pequeña. Bristol. Pero jamás sabré el nombre de ese padre. Lo que hace pensar
en la clase de persona que he conocido este año. De esas que sienten amor por las notas por causa de la
definición de irresponsabilidad familiar en la cabeza de esta.
Los padres que esperan el mejor resultado de sus hijos, lo
consiguen cuando les dejan de lado pues ellos ya no sienten el hogar, solo una
casa. Y empiezan a sentir afecto humano hasta por los animales, dejando de lado
así también ellos a quienes les aman.
Las personas son el vivo reflejo de lo que han experimentado
en sus vidas.
Reflejan la frialdad y el desinterés en lo que les rodea sin
darse cuenta, ello ocurre porque sus vidas nunca superaron la desfragmentación
de los suyos.
Guardan silencio y hablan lo que los demás quieren escuchar,
pero en el fondo aún no han sido honestos ni consigo mismos. Menos con sus
padres, o bueno, lo que queda de ellos.
Nunca se vuelve a ser lo mismo.
Una madre cobarde o un padre despreciable. El término es el
mismo. Un hijo concentrado en el resultado físico. Velando su vida en cálculos para aplicarlos en una hoja y
esperar lo mejor…
Siempre esperando, así tratan inconscientemente de que el
escenario que los defraudó no se repita, pero ello ocurrirá en sus vidas sino
aprenden que lo de adentro debe trabajarse primero. Que el trabajo y todo lo
demás viene de añadidura… Pasa que muchos ven justamente el escenario al revés.
Creen que poniendo todo el empeño en un buen resultado físico romperán la
cadena de la frustración que silenciosa y desesperadamente guardan en sus
pensamientos mas recónditos.
Somos seres humanos, no calculadoras.
Debemos sufrir lo perdido, llorar lo abnegado, superar y
luego empezar.
No te lanzas a la vida sangrando de un balazo y tapas la
herida con un parche curitas.
Ya se ha intentado y no funciona así. Mueres a pasos de
haber partido.
Primero buscas lo que necesitas. Lo que de verdad importa.
Te acorazas por dentro, verificas y te cercioras de que
realmente estas preparado…
De que puedes sanar mediante ves la herida cerrarse.
Eso se hace hablando con el corazón, honestamente. Luego
comienzas el trayecto a lo que el mundo te exige para ser “algo” o “alguien”
con “tal significado”.
Los padres que dejaron el respeto, el amor y el cobijo entre
ellos y se marcharon dejando a sus hijos en dirección al viento… Eso
metafóricamente es La putrefacción del hogar y el castigo para ellos será lo
por venir cuando Dios juzgue a la cabeza del hogar. No hay cimientos. No hay familia lo quieras o
no. Porque no reemplazas a una hija y te casas por segunda vez
olvidando que la familia es una sola y para siempre. No dejas a tus hijos solo con la quincena a fin de mes para
sus estudios y esperas a que sean los mejores en lo que ellos quieran. Ellos ni siquiera sabrán que les apasiona. Tomarán el primer
bus y harán que sus vidas transcurran en base a lo primero que les fue bien.
Los dejaste a la deriva y a merced del mundo.
Pero lo sé. Eso no me involucra, no debería concernirme…
Pero ya ves que sí.
Cuida el corazón de tu familia.
Cuida el amor.
08.07.2017.-
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