Solía pensar en que cada cierto tiempo, cada cierta cantidad
de personas traspasaban las sendas de tu vida sin importar si se quedaban o no
un tiempo prolongado, la cuestión era, que cada persona dejaba algo, una
especie de mensaje incompleto que mas tarde otra persona lo terminaría, y así
edificabas sobre la vida, la tuya.
Las primeras heridas fueron mudas. Me acuerdo que a mamá
solían temblarle las manos. A mi todo el cuerpo. No comprendía en ese entonces
lo que ella me intentaba enseñar de si misma. Su propia vida ejemplificada a
costa de… Heridas.
También solía pensar en el corazón del ajeno. Lo que sentía
cuando hacia cosas injustificadas por mero capricho, y sentía un desvarío
despreciable hacia todo lo que me rodeaba, porque no había justificación en
tales actos. Era algo completamente inhumano para mi en aquel entonces.
Hubo mucha sangre. Y me generó mucho silencio. Aun suelo
percibirlo.
Papá decía que las cicatrices humanas eran el tesoro mas
grande que portábamos… Y por supuesto que en aquel entonces no lo comprendí. Y
es que nosotros decidimos que hacer con nuestras marcas… Podemos incluso
decorarlas si bien nos parece. O podemos abrirlas, haciendo mas profunda la
herida, más infernal la zozobra del alma.
Es cuestión de perspectiva.
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